Rafael Soriano (in Spanish)


Date: 08/12/2005
Interviewed by Lynette Bosch
Filmed by Norma Gracia
Transcribed by Patricia Díaz
Edited by Jorge J. E. Gracia


La entrevista se llevó a cabo en la casa y estudio del artista y participaron el artista y su esposa, Milagros.

[Bosch]: “Rafael Soriano es uno de los grandes maestros del arte cubano, y después del exilio, del arte cubano-americano. La serie de entrevistas que estamos haciendo trata sobre la identidad cultural de los artistas y también sobre la idea del exilio y los cambios que trajo el exilio para sus vidas, para el arte, para cómo se situaban ellos dentro del arte cubano. Una de las cosas que es muy importante tener en cuenta es que Rafael Soriano de verdad es uno de los fundadores del arte cubano-americano en el exilio, en Miami. Sin él y el grupo de artistas que vinieron al principio del exilio no existiría lo que hay hoy en Miami. Entonces, nos podrían decir uds., cuando llegaron a Miami, ¿qué encontraron?”

[Milagros]: “A pesar de que mi hermana nos había alquilado un departamento, encontramos un poco de rechazo, un rechazo que notábamos en muchas cosas. Algunas personas fueron muy agradables pero había como un miedo de que viniéramos de un país donde no teníamos adelantos. Lo cual era un error. Rechazaban a nuestros niños, no los querían en las casas. Pero poco a poco, con nuestra voluntad y con nuestro buen deseo y agradecimiento de haber llegado a este país, fuimos venciendo todo eso.”

[Bosch]: “¿Y para empezar a pintar? Porque esta es una de las cosas que siempre me pregunto cuando pienso en los que llegaron primero, porque no había dinero, y el arte cuesta dinero.”

[Milagros]: “Los primeros 25 dólares que mi marido pidió prestados fueron para comprar pinturas.”

[Bosch]: “¿Y dónde se compraba pintura en esos días? Porque Miami no era lo que es hoy.”

[Milagros]: “No, eran muy pocos los sitios que había. En la avenida 27, por ejemplo, había una casita… Sí, al principio, en el año 63, cuando hicieron una exposición en un museo fue por eliminación. Nosotros nos quedamos asombrados de que escogieron un cuadro de Rafa y eso a él le dio mucho estímulo. Me dijo: ‘Vieja, este país no es como el nuestro; allá tienes amistades y eso te ayuda; en este país la persona que vale, vale, porque a mí nadie me conoce aquí, y sin embargo han rechazado a muchísima gente y me escogieron a mí.”

[Rafael]: “Había oportunidades.”

[Milagros]: “Eso lo estimuló a Rafael muchísimo.”

[Bosch]: “¿Y cuándo empezaron a trabajar? Porque ustedes siempre han trabajado juntos. ¿Dónde hacían los primeros cuadros? Las casitas pequeñas ésas… ¿dónde pintaban?”

[Milagros]: “Ay, en la cocina empezamos, empezó él a pintar en la cocina. Ése caballete [lo señala] lo compramos en un rastro y aquello fue una procesión por en medio de la calle: mi papá, la niña, Rafa y yo prendidos del tareco; hubo que descansar, porque aquello estaba a bastante distancia de la casa. Pero fue un triunfo tener un caballete, y así fueron las cosas, poquito a poco. En Bacardí, se hicieron unas exposiciones que fueron también una alegría inmensa para nosotros.”

[Rafael]: “Y un estímulo.”

[Milagros]: “Lo primero que vimos de arte fue en la hierba, pues los primeritos que llegaron un poquito antes que nosotros ya pintaron y pusieron sus cositas en la hierba y a nosotros aquello nos conmovió muchísimo y nos estimuló.”

[Bosch]: “¿Y quién compraba? Porque nadie tenía dinero.”

[Milagros]: “Algún americano que se escapaba, [ríen] iba y compraba algo pero muy poquito.”

[Bosch]: “Entonces vendían un poco y usaban el dinero para comprar más pintura.”

[Milagros]: “Sí, para comprar pintura y tela.”

[Bosch]: “Y seguir pintando, y ¿cómo se reunían los artistas? Porque tener un grupo hace falta.”

[Milagros]: “Estábamos dispersos, estaba Tony López, que fue uno de los primeros que llegó y él nos instruía un poco. Había una galería de americanos en Ponce de León que nunca pudimos ni pisar. Así se creó el grupo GALA. Era Rosana MacAlister, Baruj Salinas, Mijares, y Rafa.”

[Bosch]: “¿Y cuándo se reunían? ¿Lo hacían de manera regular?”

[Milagros]: “No, nos reuníamos cuando había una exposición. Todo el mundo llevaba lo suyo.”

[Bosch]: “¿Cuándo empezó a haber venta más regular? Que se pudiera decir que se estaba reconstruyendo algo de lo que había habido en Cuba. ¿Cuándo, en qué año piensan, más o menos?”

[Milagros]: “Demoró bastante.”

[Rafael]: “Sí, porque a su vez Miami era…”

[Milagros]: “Porque todos estábamos en la lucha por la supervivencia. Por ejemplo, Marta salía con los cuadros de Rafa por ahí, tratando de venderlos a 350 dólares, y me decía: ‘Milagros, todo el mundo está fascinado con el Collar mágico,’ ese mismo cuadro que está allá afuera [señala su sala]. Pero 350 dólares era una fortuna, la gente necesitaba para comer, para pagar el alquiler, para mandar a los hijos al colegio, y no se podía. Y entonces yo dije, éste cuadro es como un hijo que no me ha querido, éste no va a salir más de aquí. Y desde entonces está colgado ahí en mi sala.

Cuando Rafa hacía una exposición y no vendía nada, nos daba pena con el esfuerzo que había hecho el de la galería y le regalábamos un cuadro para compensar. En el año 80, cuando Rafa trabajaba en la Editorial América--trabajó 18 años allí–tuvo una exposición, pero justo en ese momento pasó lo del Mariel--todo el mundo yendo a los bancos, sacando dinero, hipotecando las casas para traer a la familia. Aquello fue una locura colectiva, salimos de aquí, ¡vaya! todos mustios, hasta llovió aquel día. Entonces le dije a Rafa: ‘Viejo, no va a ir nadie a la exposición.’ Pero en casa decían que cuando llovía, la lluvia era para bendecir, así que aquello me animó, porque cuando nos casamos también llovió, y no nos podía haber ido mejor. Bueno, llegamos a la exposición y lo vendimos casi todo. Y Hortensia, mi hija, tenía que ir a San Luis a estudiar, que ya es quiropráctica; y yo le había dicho: ‘M’hijita, lo que tú quieras estudiar, cuenta con nosotros.’”

[Rafael]: “Aquello fue un regalo de Dios.”

[Milagros]: “Sí, porque con aquello Hortensia estudió la carrera, así que aquello fue un regalo que Dios nos hizo, en un momento de convulsión del exilio en que la gente no estaba pensando en pinturas ni en nada de eso, sino en traer a la familia, pagar los barcos. Dios ha sido tan generoso y tan bueno con nosotros que no hay oda con que alabarlo.”

[Bosch]: “Y después de eso…”

[Milagros]: “Rafa dejó su trabajo y se dedicó a pintar. Entonces un amigo de nosotros, de Chicago, me dijo: ‘¿Han comprado casa de apartamentos ya?’ Y yo le dije, ‘No, la casa de apartamentos tiene pelo y patica y está en San Luis estudiando.’ Así que gracias a Dios, que ha sido siempre tan bueno.”

[Bosch]: “¿Nos pueden contar un poco sobre la historia de cómo se conocieron ustedes en Cuba?”

[Milagros]: “Ah, sí… Vaya, creo que todos los noviazgos… El encuentro. . . yo había ido ese día a Matanzas. Vivíamos en la playa y yo estaba caminando por la calle de Independencia, la calle comercial, y me paré en una esquina que total, no había tráfico ahí ni nada, porque lo vi venir a Rafa con un moreno alto, gordo. Y yo dije, ‘Eso que estoy viendo será una realidad o será un espejismo. Déjame pararme aquí a ver que se acerque.’ Pues efectivamente me arrebaté, pero yo disimulando, buscando en mi cartera para hacerme la que tenía un objetivo de haberme quedado allí, de manera que no pude ver a dónde él fue. La Escuela de Artes Plásticas estaba en la esquina y él entró a medianía de cuadra. Pero en aquel momento no pude ver nada, ni sabía nada porque acababa de llegar a Matanzas de la Escuela Técnica Industrial y había estado tres años y pico interna. Cuando llegué a mi casa, mi mamá me dijo: ‘Eh, ¿y tú qué has visto hoy por Matanzas?’ Yo me eché a reír como diciendo, ‘¿Cómo es posible que ella pueda saber lo que está dentro de mí?’ Y respondí: ‘Eh, ¿y por qué dices eso?’ Dice: ‘No, porque vienes que no pones los pies en el suelo. Ha de ser un muchacho rubio, alto, delgado y de ojos verdes, porque desde que tenías cinco años te estoy oyendo la misma cantaleta.’ Parece que yo había visto un cadete de la marina pasar cuando mis tías me llevaban a caminar. Ellas también iban para mirar los cadetes, que eran muy lindos, y parece que yo vi alguno, uno que me hizo pensar y dije que me iba a casar con un hombre así. Y le respondí a mamá, ‘pues nada de eso Tata.’ Y ella me dice: ‘¿Pero qué tiene ese hombre que te ha impactado de esa manera?’ Y le dije: ‘Le vi luz en la frente.’ Y dice ella: ‘¡Ay Dios mío! ¿Luz en la frente? Primera vez en mi vida que oigo a nadie que se enamora de… de una frente. ¡Y mucho menos que tenga luz! Milagros, hija, ¿no será ese un hombre casado? ¿Será de otra ciudad, de otro lugar?’ Y yo dije ‘Si es casado tú sabes que por donde entró sale.’ Dice ella: “No, yo sí sé porque te conozco bien a ti, pero si es de otro lugar… ¡Vamos a ver!’ Y ahí fue que empezó la lucha mía por saber quién era, de dónde había salido, y así demoré meses, pero al fin supe quién era, pero lo que no supe es que era tan corto de palabra, eso es lo que no pude captar.”

[Rafael]: “Yo le pregunté qué es lo que le gustaba a ella y dijo: ‘La carpintería.’ Y yo dije: ‘¡Eso es lo que me hace falta mí!’”

[Bosch]: “Entonces, ustedes siempre han colaborado…”

[Rafael]: “Ah sí, ella hace todo eso, [señala los marcos] todo eso lo hace ella.”

[Bosch]: “Ahora, si pudieran hablar de los cambios del estilo, digamos, de lo que era la producción de Cuba y lo que el exilio ha impactado en el estilo, en la manera de pintar, en los temas que han salido.”

[Milagros]: “Rafa era un pintor geométrico en Cuba, tenía cosas que no eran geométricas pero en general era un pintor geométrico. Pero después que llegamos al exilio, creo que hay poca gente que haya sufrido tanto como él, porque para él su ciudad, su patria, su familia… Vaya, fue una nostalgia y una cosa muy grande, fue un choque muy grande. Y entonces se fue volviendo hacia adentro y su pintura empezó a ser más fluida, más llena de luz, más mística, espacial. Su pintura siempre la veo como muy mística.”

[Bosch]: “Y observando estos cambios con los años, la trayectoria que sigue esta forma metafísica de usar la luz, ¿qué significa? Propiamente vamos a decir, sobre la identidad cubana.”

[Milagros]: “Creo que el lugar donde nos criamos tiene mucho que ver; por ejemplo, esa bahía de Matanzas cambia de color siete veces al día, y nosotros vivíamos en la cumbre.”

[Rafael]: “En la loma así…” [Hace una seña con la mano]

[Milagros]: “Así que aquello nosotros lo disfrutábamos… De todos los azules, todos los verdes, todos los violetas. Vaya, esa agua, esa luz, es maravillosa, eso tiene que haber influenciado en su manera de pintar.”

[Rafael]: “Sí, sí.”

[Bosch]: “Claro, la observación de la naturaleza de Cuba, y los colores típicos de Cuba y los espacios…”

[Rafael]: “Y la luz, la luz…”

[Bosch]: “Esa luz de Cuba…”

[Milagros]: “Ese cielo de Cuba, tiene que haber influenciado.”

[Bosch]: “Y al venir al exilio en Miami, ¿de dónde sale la fuerza creativa al estar separado del paisaje y del país?”

[Milagros]: “De lo vivido, de lo que uno tiene adentro.”

[Bosch]: “Entonces es memoria, es lo que da la nueva fuerza para seguir en otro lado. Cuando empezaron a venir los amigos y la familia de ustedes, ¿vinieron juntos o vinieron poco a poco?”

[Milagros]: “Fíjate que Rafa, con un hueco así en los zapatos, mandando visas, pagando visas por México que después fueron falsas, para traer a su familia; no pudo traer a nadie. Un sobrino salió asilado por México, fue el único que se pudo venir.”

[Bosch]: “Entonces está todo el mundo allá todavía.”

[Milagros]: “Se han ido muriendo… Mi hermana fue la que nos trajo a nosotros y al fin… La familia se dividió. Una hermana de Rafa lo llamaba a veces tres veces al día porque el hijo iba a cumplir los 15 años y se quedaba allá en edad militar, pero no lo pudo traer.”

[Bosch]: “¿Y cómo han mantenido contacto al pasar de los años con los que se quedaron en Cuba? ¿Les escribían?”

[Milagros]: “El contacto ha sido que, si tuviéramos lo que hemos mandado para Cuba, tendríamos tres o cuatro casas de apartamentos; eso sí, gracias a Dios podemos estar tranquilos de que a ellos no les ha faltado nada, ni medicinas ni dinero para la comida; nosotros hemos ayudado mucho, mucho a la familia. Creo que poca gente en el exilio ha ayudado tanto a su familia como nosotros lo hemos hecho, y tenemos esa satisfacción. Ahora murió una hermana de Rafa y las cartas que llegan de allá, ‘Tío Felo y tía Milagros,’ que a ellos nunca les faltó nada ‘gracias a ustedes por la alimentación,’ que era especial, medicinas. Nunca, nunca les faltó nada, así que tú sabes, no tenemos dinero pero tenemos esa satisfacción.”

[Bosch]: “Y durante todo ese tiempo, con todo eso pasando, sigue pintando.”

[Rafael]: “Sí.”

[Bosch]: “Y cada vez, siempre volviendo a las memorias y al tema, vamos a decir, metafísico y espiritual. Muchas veces uno piensa que ser cubano, ser hispánico, ser latinoamericano, es ser católico y que la religión es una cosa central para nosotros porque nos criamos en un mundo católico y la religión católica juega un papel importante; lo que están buscando es algo que sale, ser más grande, ser más especifico.”

[Rafael]: “A nosotros nos gustan las cosas espirituales, no es por católico o no católico, es espiritual.”

[Milagros]: “Yo sí soy más católica. Rafa se crió en un mundo muy espiritual, su papá a veces curaba personas.”

[Rafael]: “Era barbero, mi papá tenía un don…”

[Milagros]: “Sí, por ejemplo, una señora que llevaba muchos años de casada y no podía tener hijos, él la ayudó y salió en estado. Él era muy espiritual.”

[Rafael]: “Y cuando mi papá estaba con nosotros, por ahí caía en trance, y la gente dice que mis padres nos iban a enterrar a nosotros… Era muy espiritual, era barbero.”

[Bosch]: “Entonces lo que está Ud. buscando es la conexión para el otro lado donde existen los milagros.”

[Milagros]: “¡No, los milagros existen aquí! Me llamo Milagros por un milagro, porque cuando tenía un año podía haber estado ya boca arriba. Me dio difteria, estuve 12 días en coma, así que los milagros aquí también existen.”

[Bosch]: “Entonces su idea es de entrar en esa zona que existe fuera del mundo y tratar de transmitir lo que se ve cuando se está por allá y recrearlo aquí en forma y en pintura y espacio.”

[Milagros]: “Cuando Rafa se ponía a pintar yo ni me acercaba por allí, decía yo: ‘¿Qué bobería voy a hablar, si él anda por otros mundos?’”

[Bosch]: “¿Nos podría hablar de ese momento que lo afectó tanto cuando volvió a Cuba, vamos a decir, de una manera espiritual?”

[Rafael]: “Sí, me acosté a dormir y estaba muy triste. Y alguien me dijo, ‘¿dónde quieres ir?’ Y dije: ‘Lléveme a ver mi casa.’. Después de un rato me vi en mi casa, vi todo Matanzas, pero me asusté y le pregunté, ‘¿y quién tú eres?” Y dijo: ‘Soy la Trinidad,’ y me dejaron caer en la cama otra vez.”

[Milagros]: “Rafa ha tenido muchas experiencias. Por ejemplo, en la puerta del cuarto nuestro ha visto el Cristo y ha gritado: ‘¡Cristo, Cristo!’ Otra vez estaba en el colegio y vino una negrita y dijo: ‘Paso…’”

[Rafael]: “Sí, era una negrita, me hizo así [mueve la mano] y me dijo, ‘paso…’”

[Milagros]: “Y se desapareció.”

[Rafael]: “…y yo me quité y desapareció. A mí me han pasado cosas muy raras…”

[Bosch]: “Entonces la luz que siempre sale en el color, en los cuadros, ¿qué significa para usted pintar esa luz cuando la crea, cuando la ve ya realizada?”

[Rafael]: “Esa luz no es que tenga significado para mí, sino es que me viene. Yo no sé de dónde sale, porque cuando yo pinto, como se dice… me salgo de mí.”

[Bosch]: “Se va a un estado mental alterado que no es el común del Rafael que sale a hablar con los amigos…”

[Rafael]: “No sé, es un don que Dios da.”

[Bosch]: “Y la belleza de sus cuadros. Lo que me pasa a mí cuando los veo es como si yo estuviera viendo una visión de otros mundos que pueden existir, y eso creo que es la característica más importante. Y también, cuando se piensa de sacar esa belleza del exilio y del sufrimiento de perder la patria. ¿Cómo ha podido usted sacar la belleza de la experiencia?”

[Rafael]: “Desde que yo era niño sabía que iba a ser pintor. Yo vivía en un pueblo del campo. Y todas las cositas que encontraba las quería pintar, sin haber visto nunca pintura, o sea es un don que Dios me dio porque yo no sé… En aquella época, desde niño…”

[Milagros]: “Cuando él se topó con un libro que tenía pinturas, ¡ay Dios mío, si es esto lo que yo siempre he pensado que existe!”

[Bosch]: “Entonces no se sabía, era una cosa que salió así, naturalmente.”

[Milagros]: “Y siempre digo que vivo muy agradecida a mis suegros, porque a pesar de haber sido gente tan humilde, ¿cómo lo entendieron? Porque en aquella época, lo que su papá hubiera querido que fuera era médico o abogado, o dentista. Así que lo entendieron, personas tan humildes…”

[Bosch]: “¿Y cómo se las arreglaron ellos para que él fuera pintor, como se enteraron de lo que había que hacer?”

[Milagros]: “Mira muchacha, a él le daban un peso en Matanzas el lunes por la mañana. Lo metían escondido en una guagua de La Cubana, porque un hermano de él era despedidor de guaguas de La Cubana en Matanzas y otro en La Habana. Le daban un peso para que comiera y ayudar a pagar el alquiler. Porque en un cuarto vivían todos, esto fue un grupo de Matanzas que fue a La Habana, para tratar de graduarse y venir a Matanzas y crear una escuela de Bellas Artes en la provincia. ¡Fíjate qué sueño! Rafa comía lunes, martes y miércoles; jueves y viernes le fiaban unos chinos de la calle Zanja, para que el lunes cuando llegara volviera y pagara, para el miércoles estar en las mismas, en la misma tragedia. Entonces, el viernes por la tarde, el hermano despedidor de guagua de La Cubana en La Habana, lo metía en la parte de atrás, escondido para que fuera para Matanzas, para que comiera sábado y domingo. Y ésa fue la historia de casi todos ellos. Una vez un periodista hizo una entrevista y fue al cuarto de ellos y vio que no tenían dónde dormir ni nada, imagínate, en el suelo, y entonces se apareció un camión lleno de colchones y nunca se supo quién era el donante. Pero siempre ellos pensaron que era María Luisa Gómez Pérez…”

[Rafael]: “Vivíamos en La Habana Vieja…”

[Milagros]: “…que era una persona que ayudaba a los artistas, pero que no quiso decir su nombre, pero ellos pensaron que fue ella quien los ayudó. Después se graduaron, fueron para Matanzas y tuvieron que trabajar cinco años gratis, para demostrarle al Ministerio de Educación que hacía falta una escuela de Bellas Artes en provincia. Fíjate todo lo que este pobre cristiano ha pasado en su vida.”

[Bosch]: “¿Y los alumnos, de dónde salían?”

[Rafael]: “De Matanzas…”

[Milagros]: “Matanzas era una ciudad muy cultural; todo lo que venía a La Habana, iba a Matanzas. Caruso fue a Matanzas y el Teatro Sauto de Matanzas, es el que tiene mejor…”

[Rafael]: “. . . acústica. . . .”

[Milagros]: “…de Cuba. La gente que no pudo pagar para oír a Caruso, a una cuadra del teatro oyeron a Caruso. Había mucha inquietud en la juventud de Matanzas. Existía la cultura, no eran un seboruco. Pues enseguida cayeron la juventud ahí a matricularse en la escuela, todo el que tenía inquietudes artísticas de escultura, de pintura, de dibujo. Hicieron una escuela bellísima, trajeron esculturas de Italia.”

[Bosch]: “¿Como cuántos alumnos tenía la escuela?”

[Milagros]: “Tenía bastante, cerca de 200…”

[Rafael]: “No recuerdo exacto el número, pero teníamos un grupo de…”

[Milagros]: “Fue la primera escuela de Bellas Artes que se hizo en Cuba en provincia.”

[Rafael]: “Porque Matanzas era una ciudad muy cultural. Había poetas…”

[Milagros]: “Y todo el mundo caminaba, la gente que vivía en Pueblo Nuevo caminaba hasta Matanzas. Por eso creo que en Cuba no había colesterol. La gente caminaba cantidad. La gente que vivía en Versalles caminaba hasta Matanzas también. Al parque. A Rafa le encantaba el parque, antes de volver a casa de noche daba dos o tres vueltecitas en el parque.”

[Rafael]: “Sí, porque al parque iban los jóvenes, las muchachas… Y era un lugar de…”

[Milagros]: “Sí, tenía que ir a ver al elemento.”

[Bosch]: “Entonces, hacían exhibiciones en el colegio.”

[Milagros]: “Después que se creó la Escuela de Bellas Artes, crearon la primera galería en los bajos del ayuntamiento, la primera galería de Matanzas. Y allí se hacían las exhibiciones de los alumnos, de los profesores, se invitaba gente de La Habana. Empezó el movimiento artístico.”

[Rafael]: “Los que creamos la escuela trabajamos gratis cinco años.”

[Bosch]: “Hasta que empezaron a pagar…”

[Milagros]: “Y entonces el Ministerio de Cultura vio que de verdad hacía falta la escuela…”

[Rafael]: “Nos pusieron un sueldecito ahí… Y así empezamos.”

[Milagros]: “De los mismos profesores iban buscando los directores. Rafa fue director de la escuela y Roberto Diago lo escogió para secretario. Y por cierto, ésa es una historia bien triste, porque en Cuba, el Ministerio de Cultura le daba licencia sabática a los profesores por un año para que fueran a aprender y a aumentar su cultura a diferentes países y Roberto cogió su licencia sabática y se fue a España. Rafael siempre dice que si Roberto hubiera tenido una vida normal, hubiera sido mejor que la de pintor. Antes de irse Roberto le dijo a Rafa: ‘Soriano, si a mí me llegara a pasar algo en España, tú te vas a ver a López Isa,’ que era el Director de Cultura y había sido profesor de él, de niño, ‘y él sé que te va a resolver.’ Entonces, un día veo subir la loma a Rafael pálido, pálido, y yo dije: ‘¿Pero qué te ha pasado? ¿Viejo, qué te pasa?’ Dice: ‘Muchacha, que acaba de llegar a la escuela una noticia de que Roberto se suicidó en España.’ Y había el antecedente que Roberto, cuando tomaba, le daba por suicidarse. Entonces imagínate, que Roberto estaba casado con Josefina Bufé, pero Bufé de Madruga, que eran músicos y compositores, gente de color pero muy avanzados. Y tenían dos niños y entonces fue que Rafa dijo: ‘Tengo que ir a ver a López Isa a La Habana.’ Y efectivamente, López Isa enseguida hizo que trajeran el cadáver de Roberto y se enterró, yo no sé si en La Habana o Madruga. En Madruga vivían ellos, pero creo que se enterró en La Habana. Rafael despidió el duelo y andando los años, una muchacha que estaba en España cuando sucedió lo de Roberto me dijo: ‘Roberto no se suicidó, a Roberto lo suicidaron porque se enamoró de la mujer de uno de los del ejército, de la policía, uno de los jefes.’ Porque para las españolas, en aquella época, los negros eran una cosa bien extraña. Y lo tiraron del balcón para abajo. Y Rafael quería a Roberto cantidad.”

[Bosch]: “Entonces esa experiencia formó parte del colegio. Me interesa mucho la idea de que formado en Cuba sufrió tanto por el arte, y despues viene el exilio y otra vez crea otro mundo de arte y repite la misma experiencia de sacar algo tan bello de nada. Y de un sufrimiento, donde no había nada, nada más que dolor, otra vez hace una cosa bella y saca un mundo de arte de ahí. Es como si las experiencias de Cuba lo ayudaron.”

[Milagros]: “Uno es como una piedra, que las cosas van puliendo.”

[Bosch]: “Y aquí en el exilio usted enseñó pintura.”

[Milagros]: “Porque entonces también se creó una escuela para ayudar a los muchachos que vinieron, ¿cómo se llama…?”

[Bosch]: “El Peter Pan.”

[Milagros]: “…el Peter Pan, a Rafa lo escogieron para que fuera a enseñar a estos muchachos, a entretenerlos, él con pintura, otros en otra cosa, otros en música. ¡Imagínate que la primera vez que él se fue a Florida City, la guagua lo dejó y tuvo que atravesar una finca llena de vacas y toros para llegar a la escuelita!”

[Bosch]: “Y se nos acaba el video. Así que gracias, entonces, por una entrevista tan interesante.”

 

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